
La novia de la falda de los 3 volantes con textura
La bonita luz de la primavera se apodera de la nueva editorial de Miguel Crespí. ¡Protagonizado por un dos piezas repleto de encanto!
Partiendo de esta estación Flamintgo organizó esta preciosa producción con el objetivo de crear no solo un estilismo elegante, diferente y con fuerza, sino también con un toque muy romántico gracias a la inclusión de complementos combinados con la naturaleza de la localización.
Pero antes de entrar en esos detalles, el traje de novia de Miguel Crespí merece una mención especial. ¿Los motivos? Una combinación exquisita entre una prenda aparentemente informal, como es el cárdigan de punto y una falda especial donde predomina el volumen y una combinación de texturas muy singular.
Una falda de con un estilo a medio camino entre gipsy y princesa que nos ha dejado prendadas. Las tres capas que la forman son su mejor complemento. El primer volante, el más barroco destaca por sus aplicaciones florales en 3D, dejando paso a otro tejido con bordados circulares y terminando con una sencilla gasa repleta de movimiento. Una falda que va de más a menos y esboza una sonrisa a quien la ve en directo.
La delicadeza y el romanticismo venía dado de la mano del tocado de flores naturales que aderezaba el cabello de la novia. Una pieza que iba de la mano con el primer volante floral de la falda de la novia. ¡Porque la vida es más bonita con flores!
Todo el peinado y el maquillaje se diseño en función de esta especie de peinetas que subían por la parte trasera de la cabeza y daban cobijo a un precioso moño de bailarina confeccionado por Oui Novias. Un peinado de lo más sencillo pero que a la novia le sentaba de fábula.
Ellos también fueron los artífices de su precioso maquillaje, que destacaba por su fuerza en los ojos, su piel bronceada y sus labios en rosa bebé.
Espero que os hayan encantado estas espectaculares fotografías de Steven de Cuba donde la luminosidad es el centro del reportaje y la delicadez de la combinación de las joyas con las lilas hacen que un camino de campo cualquier se convierta en el marco perfecto.
Un beso, Ana.
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